Ilha das Flores (Jorge Furtado, 1989) 13 min.

¿Se puede explicar el funcionamiento del sistema capitalista en menos de 15 minutos? Jorge Furtado nos demuestra que por medio del montaje desencadenado por un simple tomate si se puede:



Ficha Técnica:

Nombre en castellano: Isla de las Flores
Nombre Original: Ilha das Flores
Idioma original: Portugués
Director: Jorge Furtado
Autor: Jorge Furtado
Género: Documental / Corto
Duración: 13 min.
Premios: Oso de Plata al mejor cortometraje del Festival de Berlín 1990, Premio del público del Festival de Cortos de Clermont-Ferrand en Francia en el año 1991 y el Premio Margarida de Prata 1990 en Brasil.
País: Brasil
Año: 1989

(Fuente: www.imdb.com)

La televisión está en el peor momento de su historia (por Carlos Mangone)

Hoy la televisión argentina está en el peor momento de su historia por la tendencia a la máxima rentabilidad que la lleva a ensayar poco, a innovar poco y a experimentar aún menos y eso sucede cuando estamos en condiciones de tener muchos más medios, más pluralidad, más pluralismo y mayor creatividad porque hay recursos humanos y facilidades tecnológicas, lo que significa que como están dadas las condiciones para ser mucho mejores y estamos bastante mal, estamos doblemente mal.
En el país hay 50 mil estudiantes de periodismo y diseñadores, de artes audiovisuales, teatristas y 10 mil estudiantes de cine pero no hay política federal de comunicación, no hay diversidad genérica, diversidad estética, ni pluralismo ideológico.
Esto pasa por la concentración empresarial de los multimedia que genera una oferta mucho más limitada que hace 20 años y de baja calidad porque es autoreferencial, monotemática y está concentrada y a partir de ese lugar no se puede construir un gusto estético o juicio crítico porque si se consume o se hace siempre lo mismo, allí está una de las definiciones de la alienación. Desde el punto de vista de la construcción del gusto y del desarrollo es apabullante porque de 19 a 23 en los cinco canales hay casi la misma programación todos los días y eso es como si comieras todos los días la misma comida.
La TV instala la idea de moderación, de familia, de pacto social, de armonía de clases, pero también el estereotipo, la discriminación, el machismo, la homofobia.
Todo eso que en los 70 se denunciaba porque era como una suerte de práctica del intelectual para ver cómo se tergiversaba o editaba la realidad, hoy ocurre mucho más y se lo menciona mucho menos porque vivimos en una etapa en donde es difícil construir un discurso alternativo al dominante y porque hay una mayor influencia del sistema de medios sobre la actividad académica y el académico o se transforma en un francotirador de poco desarrollo en los medios o en un “todólogo” que los medios convocan y que para ser invitado reiteradamente va a tener que ser complaciente.
Para enfrentar esta situación se hacen cosas, hay grupos alternativos y televisoras comunitarias, pero así como pasa con la escuela, la familia y el trabajo, los medios tampoco pueden construir su propia superación autocrítica, porque ninguno de estos grupos puede generar una visión estratégica y total si no se inscriben en un contexto político o político-cultural.
Hoy hay demasiada tendencia autonomista por la crisis de la vanguardia política y porque hay una ilusión de autonomía debido a que el espacio profesional es más masivo, pero eso termina siendo una especie de experimentación, algo lúdico o una profesionalización como cualquier otra que acaba por ir a buscar el subsidio al municipio o a la iglesia.
Una de las definiciones de lo alternativo, que siempre va cambiando, es que cuando se ejerce una práctica alternativa no es sólo eso y en ese sentido puede haber un paso intermedio con el desarrollo de algunos medios secundariamente antagónicos con lo oficial que surjan en las cooperativas, las universidades, los gremios, porque aunque sus conducciones sean en su mayoría burocráticas, allí aparecerían otras voces y otras contradicciones que disputarían el espacio y llevarían a elevar el nivel y, por eso, es que el estado no abre otros canales.
En ese sentido es emblemática la situación de Encuentro que aspira a ser un canal abierto pero que no tiene un vínculo televisivo con el espectador, no tiene noticiero ni programas en vivo para no discutir una política televisiva porque sabe que si abre el juego generará una discusión pero ¿acaso el gobierno va a discutir la política comunicacional con las organizaciones sociales?
Toda esta situación se da en un momento del país en que el doble discurso está más fuerte que nunca y eso se nota en hechos como que la Argentina es el único país del mundo donde un oligopolio como Clarín habla de mercado abierto y un diario habla de los derechos sindicales pero no permite una comisión interna en su seno.

http://revistadevenir.blogspot.com/2009/02/la-tv-acata.html

Dos cadáveres exquisitos de la modernidad

En mi trabajo hasta hace un año y medio había un afiche pegado en la pared que no sé quién lo puso ni de donde lo sacó, de primera mano me había gustado y además me había planteado varios interrogantes acerca del mismo. El afiche reune un famoso cuadro del siglo XVII y una foto, uno de los iconos del siglo XX. La composición de las imágenes es algo así:
El cuadro es "La lección de anatomía del Dr. Nicolaes Tulp", obra que Rembrandt pintara por el año 1632, momento de auge y posterior decadencia del Renacimiento. Allí podemos ver al Doctor Tulp, famoso médico de la Amsterdam de aquel entonces que está impartiendo una lección de anatomía a un grupo de alumnos utilizando el cadáver de Adriaan Adriaanszoon, un hombre de 41 años condenado a la horca por robo. Se pueden hacer varias apreciaciones sobre la obra. Más allá del valor pictórico prefiero abordarlo desde otro lado. Ninguna obra en sí es una pura representación de su época, eso se debe por el simple hecho de que la cultura es un espacio en movimiento y sus manifestaciones dan cuenta de los cambios, tensiones, luchas y transiciones en la misma, este cuadro no sería la excepción. Pueden apreciarse aspectos tanto del Renacimiento como de la Ilustración, está claro que el hombre es el centro de este cuadro, no hay alusiones divinas pero también es claro que la forma en que aparece el hombre -al menos en el caso del cadáver- es bajo la forma de materia inerte, sometida a la categorización, medición por parte del profesional de la medicina, aspectos que luego retomaría el iluminismo burgués del siglo XVIII. Esta es la lógica moderna de concebir a la vida desde lo inerte, medible y material, desde lo muerto, como en carne propia lo sufriera el cuerpo del pobre de Adriaanzoon, una lógica de concebir el mundo a través de las ciencias, que lejos de ser neutrales -ya que la neutralidad no existe- responden a un estado en la lucha simbólica por la imposición de una cosmovisión. Las ciencias por aquel entonces formaban parte del proyecto de la burguesía que se hallaba en ascenso. En la imagen de abajo tenemos la histórica fotografía del cuerpo muerto del Che Guevara, quien fue asesinado por el Ejército Boliviano del por entonces dictador Rene Barrientos Ortuño. La imagen data del 9 de octubre 1967, y fue tomada en el lavadero del hospital Nuestro Señor de Malta, en Vallegrande, donde se expuso el cadáver que fue visitado por cientos de personas. Seguramente la idea de exponer el cadáver del Che por parte de la dictadura de Barrientos fue la forma que encontraron para comprobar fehacientemente la muerte del revolucionario y la desarticulación de su grupo guerrillero a nivel local y regional. Por otro lado se buscó advertir sobre lo que podía esperar cualquier movimiento que tomara las armas. Sirvió además como una señal -más- de "buena voluntad" y alineamiento con respecto a los Estados Unidos. En este caso el cuerpo es utilizado como mero objeto inerte para la advertencia y para el posterior adoctrinamiento y sometimiento de la población. Es un cuerpo que solo fue interpelado desde su materialidad. Pero la particularidad de este cadáver es su vitalidad, no solo por su aspecto no demacrado -que sorprendió a propios y a ajenos-, ni por sus ojos vivos, sino porque se volvió un icono de las luchas populares por la emancipación de la clase obrera, como la prueba factible de que es posible un cambio social. El cuerpo del Che muerto, lejos de ser una masa inerte, cargaba con todo un simbolismo, una vida anímica popular -no material-, que no era más que la condensación de las luchas pasadas que marcarían a fuego a varias generaciones hasta el día de hoy.